Felices 50 años
"Que se vengan los chicos
de todas partes,
que estén los de la Luna
y los de Marte.
Que se vengan los chicos
de los planetas,
prendidos de la cola
de algún cometa
Que no falte ninguno
a mi cumpleaños.
Y que no se preocupen
por los regalos”.
Tal como reza el popular refrán, “no hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla”, este mes de octubre, más precisamente el día tres, cumplo 50 años.
Lucho, medio siglo en la lucha.
No será mucho? En absoluto.
De repente, pensé que eran más años. Pero, no. O, sí? Total...
Lo que importa es que, como dice Alberto Cortés, “a partir de mañana empezaré a vivir la mitad de mi vida”, porque es sabido que todos llegaremos, mínimo, a los cien.
No todo ha sido miel sobre hojuelas, no han faltado los autoatentados, las urgencias, una que otra fisura en las ganas y la imperdible extravagancia. Pero, al final, pleno. A contrario sensu, sería quejarse de puro lleno.
A lo mejor “a partir de mañana empezaré a vivir una vida más sana,
es decir, que mañana empezaré a rodar por mejores caminos;
el tabaco mejor y también por qué no, las mejores manzanas,
la mejor diversión y en la mesa mejor, el mejor de los vinos” Porqué no, verdad?
Así que les invito a todos y a todas, primero, a acompañarme este 3 de octubre en un brindis, mirando hacia la Línea del Trópico de Capricornio. A las 15 horas. Y en la noche estaré en mi departamento solo, soltero, solitario y de solaz. Quien pueda, que se dé alguna licencia; abstemi@s y/o abstinent@s quedan dispensad@s ese día y pueden echar un par de canitas al aire.
Dado que el martes trabajo, y desafiando la creencia de que no hay que celebrar por adelantado porque trae mala suerte, me juntaré este sábado al temprano atardecer con un grupo de amig@s alrededor de un asado, frente al Terminal Pesquero de la Antofagasta dormida.
Frugales carnes y pisco sour son las sorpresas anunciadas para esta celebración cincuentenaria,.
Una “sorpresa anunciada”, aparentemente, es una contradicción. Pero, no. Es un oximorón. Es decir, como dice Jorge Luis Borges, se trata de la figura (¿retórica?) en que se aplica a una palabra, un epíteto que parece contradecirla; así los gnósticos hablaron de una luz oscura; los alquimistas, de un sol negro.
Pero vamos a lo nuestro. El asador sólo contendrá carnes varias, acompañadas de abundante vino tinto y del otro; no le llevará mariscos para no mezclar sabores y para alejar cualquier efecto de la marea roja.
El pisco sour, por su parte, elaborado a la peruana, seguirá estrictamente la fórmula del 1, 2,3… uno de limón de pica, dos de jarabe de goma y tres de pisco 45°, más unas gotitas de amargo de angostura, unos cuantos cubos de hielo y la infaltable clara de huevo, dizque para la espuma.
“Algunos que de Venus,
dicen venían,
trajeron de regalo
Las Tres Marías.
El chico de la Luna,
petiso y fiero,
me regaló una nube
que halló en el cielo.
Los de Marte me dieron
un sorpresón;
pues cada uno traía
rayos de sol”.
Nos vemos, nos escribimos, nos bloggeamos, nos chateamos...
Y el lunes, brindamos.
Total, tenemos cuerda para rato.
Eso....