La Ventana de Trutruka

miércoles, noviembre 14, 2007

El Señor de los Milagros


“Paso a Nuestro Amo y Señor
andas, lienzo y candelabros.
Paso a Nuestro Salvador
el Señor de los Milagros”.

Más de tres mil libros -3.788 para ser exactos- que formaron parte del botín de la Guerra del Pacífico, fueron devueltos a Perú por Chile. Qué son 130 años!
Amnistía para cerca de 40 mil inmigrantes ilegales, 75% de ellos peruanos anunciaron las autoridades chilenas. "Es una medida necesaria, pero también es un gesto de amistad hacia los países vecinos, con los que queremos caminar hacia el futuro", expresaron.
¿Milagros del Señor de los Milagros? ¡A buena hora!

Dicen que, en octubre, el cielo de Lima se torna de color morado, entre el carmín y el azul.
“Todos los octubres de nuestras vidas, hermano, es que es el mes del Cristo Morado, del Cristo de Pachamamilla, del Cristo Moreno, del Señor de los Milagros”, me asegura un devoto.
Y las calles se engalanan de morado, los muros y balcones se visten de morado; hombres y mujeres, cíngulo blanco y sayo morado.
Según la creencia, el Cristo Morado se remonta a una pintura limeña del siglo XVII, ejecutada por Benito, esclavo negro y morador del rancho Pachamamilla en Magdalena.
Se cuenta que, a principios del 1600, en Lima sobrevino una epidemia de fiebre amarilla y Benito se dedicó a atender a las víctimas y a enterrar a los muertos. Por tan edificante entrega, Benito no sólo sobrevivió a la epidemia sino que fue liberado por su amo. Hay que decir que Benito tenía visiones y escuchaba música celestial, y que en ese sacro ambiente pintó un Cristo Morado en la pared de su habitación.
Como si hubiese sido poco el estrago provocado por la fiebre amarilla a principios de siglo, un devastador terremoto azotó a Perú el 3 de noviembre de 1655, derrumbándose todo Lima y el barrio de Pachamamilla... salvo la imagen pintada por Benito, quedando intacta. Desde ahí en adelante ha sobrevivido a todo tipo de catástrofes. Incluso, un prelado dio la orden de borrarla...
Tal vez, en un tiempo más los chilenos digamos que, al menos a finales de octubre, Santiago también se viste de morado. Es que como ya se ha hecho tradicional, el último domingo de octubre, miles de peruanos y peruanas residentes en Chile rinden homenaje al Señor de los Milagros y en multitudinaria procesión recorren las céntricas calles de la capital.
No es el único aporte de los hermanos venidos del norte. Es que, como plantea Diego Moulian, en La Nación, “los peruanos son víctimas de la intolerancia y los abusos, pero también son protagonistas activos de nuestro devenir social, contribuyendo a crear empleo y dinamizando la economía, enseñándonos a hablar como corresponde el español, mejorando cualitativamente la oferta gastronómica de Santiago y, en definitiva, contribuyendo a que superemos nuestro enraizado provincianismo”.

Ojalá siga habiendo gestos, de lado y lado, que apunten a que todos nos sintamos miembros de una mesa grande, de una misma mesa. Que el Señor de los Milagros nos oiga y que el diablo y los xenófobos cabezas calientes se hagan los sordos.
Para saber más de esta centenaria tradición peruana, les transcribo el poema “Al Señor de los Milagros”, del floklorista afroperuano Nicomedes Santa Cruz.

Paso a Nuestro Amo y Señor
andas, lienzo y candelabros.
Paso a Nuestro Salvador
el Señor de los Milagros.

La calle es un río humano
por cuyo cauce, la gente
muy acompasadamente
camina desde temprano.
“Avancen, avancen hermanos,
no estorben al cargador...”
grita el Capataz Mayor
que las cuadrillas comanda.
“Paso, que vienen las andas,
paso a Nuestro Amo y Señor...”

Por las calles se desborda
aquel torrente morado;
gimen los pies maltratados,
la Fe permanece sorda.
La multitud que lo abordada
marco al rey de los cuadros:
Caídas y descalabros
en aquella mar mulata,
y cual velero de plata
andas, lienzo y candelabros.

Una señora morena
le ofrece todos sus hijos;
una ciega de ojos fijos
pídele Luz Nazarena;
azota una Magdalena
su vil cuerpo pecador.
Al paso del Redentor
doblan tristes las campanas
“Avancen, avancen hermanas,
paso a Nuestro Salvador...”

Sobre el lienzo de Jesús
la tarde pinta una sombra.
Sobre las frentes se nombra
señal dela Santa Cruz...
Bajo un cirio —santa luz—
A Ti, Señor, me consagro,
y de tus perfiles magros
venga a nos tu Redención
que nunca negó perdón
el Señor de los Milagros.


Y eso...