La comunicación al ritmo del péndulo
Una lista con los cien intelectuales más destacados e influyentes del mundo elaboraron las revistas Foreign Policy, de Estados Unidos, y Prospect, de Gran Bretaña. Como era de suponer, más de un tercio de los elegidos son gringos, y en segundo lugar se ubican los ingleses. Nuestro continente aportó sólo con cuatro notables. En la lista aparecen escritores, economistas, historiadores, filósofos, sociólogos, algunos clérigos, hasta el mismo Papa. Débil presencia femenina, de científicos y de posiciones izquierdosas. ¿Quién habrá votado? Dudo que la selección sea de extrema rigurosidad. En nuestro país, para no ser menos, también tenemos un estudio permanente que aparece quincenalmente en el prestigioso The Clinic, se trata de “Los cien personajes menos influyentes de Chile”.
Vanitas vanitatis, omnia vanitaten. Pasemos a otro tema, cualquiera creería que en estas líneas se esconde envidia por no aparecer en ninguna de las dos listas mencionadas. En absoluto. Hoy el tema es otro.
Hoy, me interesa presentar el estudio “La comunicación al ritmo del péndulo: Medio siglo en busca del desarrollo“, hecho por el Comunicador Social colombiano Carlos Cortés Sánchez, quien actualmente se desempeña como consultor de UNESCO y de DEMUCA, una fundación española para el desarrollo de gobiernos locales de América Central.
En él, el profesor Cortés Sánchez plantea que la palabra desarrollo fue usada por primera vez en 1918 por el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, durante un discurso denominado catorce puntos para la paz. En 1949, el término subdesarrollo también se originó en la Casa Blanca. Harry Truman lo acuñaría en su Discurso sobre el Estado de la Unión, para referirse a la situación de una buena porción del planeta que todavía no tenía acceso a las ventajas del progreso.
Este ensayo recorre históricamente la noción de “desarrollo” para mostrar que nunca ha tenido un significado único y positivo, sino diverso y ligado a momentos históricos y políticos específicos. Su propósito es argumentar la necesidad de pensar la comunicación para el desarrollo sin las trampas del economicismo, en un mundo conquistado, desenraizado y transformado por el titánico proceso económico y tecnocientífico de desarrollo del capitalismo.
Les adelanto el índice para que se percaten del ritmo del péndulo: El comienzo: los pueblos tutelados; Desarrollismo: frustración ilustrada; Neoliberalismo: monetarismo ramplón;
El punto de no retorno; La comunicación revisada; La comunicación mercadeada; El imperio de las campañas; La complejidad aumenta; Información, educación y comunicación; y, La comunicación globalizada.;
Respecto a esta última, Cortés señala: “Nuevos servicios informativos, financieros, educativos y de entretenimiento, están cambiando los medios tradicionales: comenzamos a vivir su transformación definitiva con la realidad de la digitalización multimedial, ante la posibilidad de trasladar libremente de un medio al otro sus respectivas cualidades. Tecnologías hasta ahora dispersas en aparatos y servicios sin relación directa, convergen ahora en un solo lenguaje digital para todos los medios y un único cable para todos los servicios (Gómez Mont, 1995). Es a dicha convergencia a la que hoy se denomina ciberespacio, un término acuñado por William Gibson, en 1984, en su novela Neuromancer (Neuromante), para referirse a una ‘alucinación consensuada’”.
El artículo completo Ud. lo encuentra y lo puede bajar de www.trutruka.cl, sección Ensayos.
Eso...
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