Chicas malas
Ya se convierte en tradición iniciar el año laboral celebrando el Día Internacional de la Mujer. Jornada de presentes simbólicos, de bellas palabras y buenas intenciones. Ojalá durara todo el año. Es un día aún no contaminado ni apropiado por el mercado.
Un saludo a todas las mujeres, de todas las generaciones, de todos los rincones, de todos los planetas.
A las mujeres trabajadoras de taco y cartera, a las trabajadoras de casas ajenas, a las jefas de hogar, a las servidoras públicas, a las temporeras, a las pensionadas ...
También, me permito un guiño a las mujeres de mi generación, a las que alguna vez rayaron con la Piaf, el Che y mil otras locuras todavía vigentes. No sé si corresponda la asociación, pero recordé el graffiti “Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes”. Por eso, para ellas, para todas, de la poeta costarricense Arabella Salaverry, el poema “Chicas malas”.
Fuimos las chicas malas.
Asustamos a los vecinos
y escandalizamos a las señoras
que salían de misa.
Siempre de negro
para diluirnos entre las sombras
y desaparecer de los espejos.
Tomábamos coñac
en tardes infinitas
mientras el jazz
nos cubría
escurriéndose luego
por los poros.
Disfrutábamos la hierba
ocasionalmente
sin compulsiones
sobre todo cuando queríamos
abrir los ventanales del cielo
acostadas sobre el pavimento
de nuestra ciudad amable
y mirar infinitamente las estrellas.
Hicimos de nuestros cuerpos
una fiesta.
Cursamos invitación
sólo a los iniciados.
Nacimos despidiendo una guerra
vivimos Viet Nam
otro acto obsceno
y el recuerdo de Nagasaki
junto a Hiroshima
igual a una herida expuesta.
Nos desvelamos con Sartre
pero fue Simone quien nos ayudó
a hilvanar nuestra protesta .
Consideramos a los Beatles
un tanto pueriles
porque era Piaf
quien nos alimentaba.
Trenzamos flores
nos pusimos guirnaldas
pero siempre fuimos suspicaces
con las exportaciones del Norte.
Nunca pensamos
que seríamos reinas más bien
quisimos con el Che
ser compañeras.
Compartimos cuerpo y alma
sin pedir nada a cambio.
Encendimos lámparas
para apagar la angustia
la pura y limpia angustia de estar vivas
La vida ha sido nuestro manifiesto.
Vivimos tan
pero tan intensamente
que ningún dolor nos fue
ni nos podrá ser jamás ajeno.
Fuimos las chicas malas
olíamos a incienso
a pachulí
otras veces a menta fresca
pero el olor
que nos acompañó
siempre
fue el de la tristeza.
Fuimos las chicas malas
y aunque no lo confiese abiertamente
por el qué dirán
los hijos
los amigos sensatos
el perro
los parientes
seguimos y seguiremos siendo
chicas malas.
Y eso...
3 Comments:
Qué hermoso poema, y que gusta que la excelente obra de mi querida amiga trascienda y se conozca allá también.
Gracias por compartirla.
Un abrazo desde Costa Rica.
Gracias amigo, hoy lo compartí con la mujeres del Gobierno Regional, aplaudieron el poema, te mandan saludos y algunas decidieron aceptar que es más entretenido ser una chica mala.
Yo te mando un abrazo y un beso con el deseo que estés muy pero muy bien, a pesar del transantiago.
Gracias, amigo, me pareció tan bonita la forma de introducir tu saludo y "Las chicas malas", que me permití reeenviarlo a muchas amigas que tengo en Venezuela.
Gracias por tu sensibilidad. Un abrazo.
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