Chiu Chiu tiene festival

Hola, qué tal, festival!
Enero y febrero son meses de festival en Chile. Fiestas de música florecen por doquier. Hay algunos más antiguos y famosos que otros, pero nadie se amilana. La variedad es inmensa. Sin duda que el festival más “nacional” es el de Viña del Mar, aunque hay varios que le hacen collera, como el Festival del Huaso en Olmué y el Festival de La Serena. Todos ellos aderezados, como sostiene mi fiel negra Tomasa, de farándula, pezones y comidillo.
Uno que es más piola pero muy tradicional es el Festival de Raíz Folklórica de San Bernardo. Los hay de blues, de música electrónica, jazz, “el verano le canta al cobre” en Rancagua, de la voz en Lebu, del cantar mexicano en Chanco, junto al lago en Llanquihue, frente al mar en Puerto Montt, en Patagonia, en Arica Con la Fuerza del Sol o Inti Ch´amampi. Y un largo etcétera. No hay localidad que se precie de tal que no le tenga su festival.
Si nos vamos a la variedad frutas, verduras y productos lácteos, la fiebre festivalera es variopinta. El más famoso el de la sandía en Paine. Pero existe el del tomate, el trigo, melón, papa, arroz, manzana, miel, camelia, naranja, choclo y el de la leche. La idea es que las comunidades creen identidad, buscar talentos locales, promover las bondades de sus productos, darse a conocer, atraer turistas, y entretenerse en casa.

Acá en la segunda región no sólo tenemos el festival de Antofagasta que este año contó con la presencia nada menos que del presidente Ricardo Lagos, sino que el verano calameño, el del desierto en Sierra Gorda y carnavales en San Pedro de Atacama.

Niños del altiplano

Y este año, también, se inscribió Chiu-Chiu, donde la agrupación social y cultural “Orquesta de Niños del Altiplano”, organizó a principios de febrero, las primeras “Jornadas Musicales de Verano”.
La actividad, que se desarrolló en las instalaciones de la Escuela San Francisco de Chiu-Chiu, acercó a los niños que participan del proyecto, a músicos nacidos en la zona y que se destacan a nivel local y nacional.
Quienes dirigieron la Jornada, son destacados alumnos de universidades chilenas. Dustin Cassonett y Felipe Egaña se encuentran estudiando carreras de intérprete superior en violín, y flauta traversa respectivamente. Claudia Castillo, es estudiante de arquitectura en Antofagasta. Además violinista y participa en la Orquesta Juvenil de Calama; Allen Gaviño es egresado de Tecnología Médica y violinista. Participa en la Sinfónica de Antofagasta y la Orquesta de Cámara de la universidad. Finalmente Andrea Soza, es egresada de la carrera de pedagogía en Música de la Universidad Adventista de Chillán, y se ha integrado al equipo de profesores que están formando la Orquesta de Niños del Altiplano.
Los jóvenes músicos realizaron Master Class a los integrantes de la Orquesta, es decir clases a grupos divididos por instrumentos, durante todo el día. Al finalizar las clases, el Grupo “Ensemble Nova”, integrado por los jóvenes músicos que dictaron las clases, ofreció un concierto a los alumnos, padres, apoderados y público en general.

La más feliz es Paola D. Canto, Directora de la agrupación ”Orquesta de Niños del Altiplano” porque, comenta , “estas actividades son importantísimas en la formación musical e integral de los niños. La idea es motivarlos a través de la presentación de jóvenes músicos que comenzaron desde muy pequeños y hoy se destacan en diversas disciplinas e instrumentos”.

Y como la música debe continuar, los muchachos y muchachas de la “Orquesta de Niños del Altiplano” se encuentra preparando su repertorio para efectuar el relanzamiento del proyecto en el mes de abril, lo cual estará enmarcado por una serie de presentaciones, tanto en Calama como en Chiu-Chiu.

Y eso...