San Valentín, ora pro nobis

No sé si obedece a la globalización –la que a Chile llegó a instalarse con camas y petacas- o al prurito de andar copiando costumbres ajenas, pero es indudable que el Día de los Enamorados se asentó en gloria y majestad.

La historia cuenta que alrededor del año 250 dC, el emperador Claudio III dictó un decreto en que decidió prohibir los matrimonios entre jóvenes romanos, aduciendo que aquellos eran mejores soldados cuando no tenían ni esposa ni familia
Según la tradición cristiana, San Valentín –patrono de los enamorados – habría sido un Obispo que se opuso a dicha medida, y siguió casando a todos aquellos que llegaban hasta él. Lo pillaron, lo metieron preso y lo ejecutaron el 14 de febrero del año 270 d.C. Así son los emperadores.
No falta el amargado que sostienen que este santo varón de Dios nunca existió y que se trata de un “invento” mediático de los primeros padres de la iglesia. Ellos necesitaban poner en circulación a un santo patrono que le hiciera collera a Lupercus, dios romano con el que, en ese tiempo, se iniciaban los jóvenes enamorados latinos. De hecho, en las celebraciones paganas de la antigua Roma, enmarcadas en el festival Lupercalia, se metía dentro ánforas nombres de muchachas adolescentes, para que los jóvenes los extrajeran al azar, de manera que a cada uno de ellos le correspondiese una compañera para su mutua diversión, durante todo el año.
Y ni lo uno ni lo otro...porque, también, hay otra explicación para justificar esta fecha. Resulta que, en Europa, a mediados de febrero, las aves comienzan a aparearse. Ergo... el día de San Valentín es una pura coincidencia aunque una oportuna ocasión para escoger, buscar, o confirmar la pareja.


La idea de intercambiar regalos data de la misma época. Flores silvestres, cartas, dibujitos de Cupido pintados a mano. Acá en Chile, se regalan rosas rojas encargadas a Ecuador, libros, música, esculturas, chocolates, muñecas y muñecos...y ositos peluches. Abundan las invitaciones a restoranes, Mc Donald, pub, quintas de recreo, salsotecas y un largo etcétera. Es lo que hace sospechar a muchos que ésta no es sino una vulgar ocasión aprovechada por el comercio y el marketing publicitario.
Los dueños de restoranes dicen que en esta fecha sus ventas suben un 80%.
O sea, sería otra de las tantas fiestas consumistas que nos consumen en el año.
Consumismo o no, el récord se los llevan los moteles. Abarrotados a lo largo de todo el país.
En todo caso, no faltan los puristas que si bien reconocen que ese día es para recordar a la persona amada, entregarle un presente y demostrar todos los sentimientos hacia ella, en honor a la verdad, eso debiera acaecer todos los días.



Recaída en Chile

Este año, nuevamente, esta fecha evocadora del amor eterno hasta que la muerte nos separe ha sido penosamente mancillada por una nueva separación, estando los novios casi en la escalinata de la iglesia, ad portas de las nupcias.
Como que la sombra de Adriano III sobrevolara nuestro terruño... Dónde estás, San Valentín?

Hace justo dos años nos desayunamos con la cancelación del mediático matrimonio de Bam Bam Zamorano y Quenita. Su parte de matrimonio decía:
“Te amo tanto,
que cuando estás ausente,
no encuentro solución para mi respiración”.

Y ahora, año 2006, se suspende ad aeternum boda de Pato Laguna con Carla Ochoa..
Por qué nos sucede eso a los chilenos. Ni recordemos las otras bodas celebradas en el reino, a todo trapo, Cecilia Bolocco, la Argandoña, Sarita Vázquez...todos separados.
Será verdad la información entregada por unos científicos italianos, que si bien las flechas de Cupido cumplen su papel, el amor desenfrenado dura sólo dos años? Sí, las flechas inoculan en los primeros momentos del enamoramiento un abundante elemento químico llamado neurotrofina, que provoca el deseo. Mas, con el tiempo, esa sustancia se desvanece y mientras los amantes se prometen amor verdadero, las hormonas dan a entender otra cosa. Así lo afirma un nada romántico bioquímico Michael Gross.
Será la rápida desaparición de la neurotrofina la causante de estos descalabros?
Pero, tranquilos porque no todo es incertidumbre; la esperanza es lo último que podemos perder, compatriotas.
Los mismos científicos afirman que otra hormona, la oxitocina, permite consolidar el jurado amor eterno
Habrá que invocar a San Valentín para que nos derrame abundante neurotrofina y oxitocina, cosa que nunca falten la desatada pasión ni los sentimientos más duraderos de amor y de compromiso. Amén

Y eso...