La corbata de la discordia
Polémica internacional está causando la vestimenta de Evo Morales. Y la prenda de la discordia es la corbata.
Leo en www.sodepaz.net que la prensa derechista boliviana se regodea al destacar las noticias de la prensa conservadora de España, donde algunos periodistas se escandalizan porque el presidente electo de Bolivia no usa corbata ni traje formal, sino una fina chompa tejida de lana de alpaca. Menudas estupideces en las que se fijan los cerebros mediocres para atacar a Morales. Se puede criticar a Evo por muchas cosas, pero criticar su manera de vestir es una tontería digna de carcamanes.
El Premio Nobel de Literatura, José Saramago, dijo que ese tipo de ataques reflejan "la soberbia estúpida de los pueblos civilizados".
“Efectivamente, es estúpida”, sostiene la diseñadora Beatriz Canedo Patiño, que maneja una casa de modas de alto nivel en La Paz y es una firme defensora de las fibras bolivianas.
"Consideramos a la alpaca como una de las fibras más finas del mundo", afirmó Canedo. "Es muy ligera, tiene cuando menos 24 colores naturales, un abrigo puede durar entre 30 y 40 años sin todas esas desagradables pastillas (de naftalina) y es naturalmente impermeable".
"Para ser elegante, un hombre no necesariamente tiene que usar corbata", dijo Canedo. "La verdadera elegancia proviene del interior. No importa si uno se pone la alta costura más cara".
Como en Chile estamos ocupados de las elecciones presidenciales, no hemos metido aún la cuchara. Porque si de corbata se trata, también, le tenemos opinión e historia...y casi reciente.
De hecho, al primer parlamento porstdictadura llegaron algunos parlamentarios chascones y sin corbata, y rápidamente un reglamento los puso en línea. Así, el díscolo Andrés Palma debió tomarse el pelo con un elástico y encorbatarse. Sin ir tan lejos, el señor Sebastián Piñera, cuando era senador, pidió amonestar al Ministro de Educación Ernesto Shiefelbein por presentarse ante el Senado con un sweater conocido en Chile como “beatle”.
Hay más historias acerca de este adminículo fálico y no ha faltado el que ha arrugado la nariz porque si Michelle Bachelet es presidenta no usará corbata.
Volvamos a Evo y su no corbata. Alfonso Gumucio, escritor y cinesasta boliviano escribió la siguiente columna al respecto.
”Como bien señaló el excanciller Juan Ignacio Siles cuando le preguntaron, Evo no hace sino mantener su identidad. Su vestimenta es una declaración de principios, como lo fue en su momento el verde olivo de Fidel, la túnica rústica de Gandhi o las camisas floreadas de Mandela. A ver si a Gandhi lo iban a criticar por recibir así, y además sentado en el suelo, a los representantes del Imperio Británico. No es mi intención equiparar a Evo con los grandes líderes históricos, pero lo cierto es que en este momento Evo es un personaje de primera línea en la política nacional e internacional, y tiene derecho a enviar los mensajes que le de la gana. Que se vista con chamarra o chompa me parece secundario. Me importa más lo que va a hacer con el gas, con la Reforma Educativa y con la Asamblea Constituyente.
¿Qué esperaban algunos? ¿Quizás que Evo se vista de poncho, para parecer más indio? Pero si nunca se ha vestido de poncho, ni de corbata, ¿por qué habría de hacerlo ahora? Algunos dirán que Evo viste camisas, chamarras y pantalones occidentales que nada tienen que ver con su identidad indígena, son tan ajenos a la cultura de Los Andes como una corbata. También esto es cierto, pero no debería ser un tema de censura cuando ni siquiera ha asumido la presidencia. Hay que darle un poco de tiempo.
Todo esto nos lleva a hablar de la corbata. ¿A quién diablos se le ocurrió que ese pene flácido y aplanado que cuelga del cuello de los hombres es un símbolo de elegancia? Cualquiera puede vestirse de corbata, como cualquiera puede manejar un teléfono celular en el bolsillo. Hace mucho tiempo que estos ya no son símbolos de estatus. Cuando Albert Einstein se vestía de corbata parecía un payaso (los payasos sí llevan grandes corbatas), pero cuando se vestía con una chompa sencilla se veía mejor. El chofer de Bill Gates seguramente lleva corbata y un traje impecable, pero el hombre más rico del mundo aparece sistemáticamente en mangas de camisa, aún en los eventos internacionales más destacados. A ver si a alguno de los periodistas se le ocurre cuestionar al dueño de Microsoft por vestir con sencillez.
Corbata lleva Bush, que es un criminal de guerra, y llevaban también los dirigentes nazis más temibles, empezando por Hitler. Corbata llevan también los empresarios para parecer respetables, mientras en sus empresas explotan a los trabajadores y hacen doble contabilidad para pagar menos impuestos. En el Congreso de Bolivia, corbata llevaban los más grandes rufianes, aquellos que por suerte no volverán a sus curules.
Nada tiene que ver la corbata con la cultura de Bolivia, ni de América Latina. La corbata no es sino la involución del pañuelo que los ejércitos croatas usaron hace varios siglos después de su victoria contra los otomanos. En nuestro país cualquier hijo de vecino ha adoptado la corbata para parecer más respetable. Por lo general yo sospecho de la gente con corbata, aunque me he visto en la necesidad de usarla varias veces por el trabajo o en algún entierro o matrimonio.
Ciertamente, hay que respetar las tradiciones de otros países de la misma manera que nosotros en Bolivia esperamos que los visitantes respeten nuestras costumbres. Pero eso que se llama “protocolo” no es necesariamente una costumbre arraigada, sino copiada de un país a otro y generalmente impuesta por los ingleses y franceses. El protocolo cambia con el tiempo, y no está mal contribuir a que cambie. A veces cambia para atrás… Durante mucho tiempo el protocolo en Cuba establecía que la guayabera era tan apropiada como un traje con corbata. Era un gusto comprarse en La Habana una bonita guayabera blanca para asistir a los eventos del Festival Latinoamericano de Cine, en la época en que los amigos cubanos solían invitarme cada año. Pero incluso en Cuba las cosas cambian. Yo no había regresado a Cuba desde 1989, pero en 1999 me invitaron al Primer Congreso de Cultura y Desarrollo. Encontré en el Hotel Nacional a mi amigo y educador popular Carlos Núñez, de México, y a Ernesto Cardenal con su invariable cotona blanca. Carlos y yo nos pusimos la mejor guayabera para asistir a la cena que ofrecía Fidel, pero nos olvidamos que ni él ni yo habíamos estado en Cuba en los diez años anteriores… Cuando llegamos a la cena, todos los varones estaban de traje y corbata, menos Cardenal (que puede permitirse eso y más), Carlos Núñez, yo… y el personal de seguridad que cuidaba las puertas y las espaldas de Fidel. Es decir, parecíamos dos guaruras más.
Sin duda Evo recibirá innumerables presiones para vestir de manera diferente en las grandes ocasiones, pero no necesariamente de corbata. Vestirse de manera especial en momentos especiales es propio a todas las culturas. Ni ricos ni pobres visten lo mismo un día de trabajo cualquiera, que cuando se casa una hija, cuando se invita a la enamorada o cuando se recibe a un amigo. En todas las culturas, la vestimenta es un código que revela la cultura, en el sentido más amplio, de una persona y de la sociedad. Lula era también obrero, y ahora usa corbata todos los días; eso no lo hace ni mejor ni peor, sus problemas son de otra naturaleza. En la India muchas jóvenes de las ciudades modernas usan pantalones y zapatos occidentales, pero en ocasiones especiales no dejan de ponerse sus bellos sarees y kurtas, y las sandalias que destacan la belleza del pie. Las cholas bolivianas saben escoger sus mejores polleras para las grandes ocasiones, ricas o pobres, saben establecer la diferencia entre un día cualquiera y un día especial. Cuando Víctor Hugo Cárdenas fue vice-presidente, tuvo la feliz idea de presentar un atuendo que combinaba la manera de vestir occidental, con un toque de la cultura andina: una fina chalina de vicuña sobre el hombro. De esa manera no ofendía a nadie y al mismo tiempo hacía una referencia a la cultura indígena de la que es parte.
Tengo curiosidad por saber cómo Evo abordará este tema una vez investido como presidente. ¿Seguirá todos los días durante cinco años vistiendo chompas y chamarras? Quizás siga el ejemplo de Hamid Karzai, el Presidente de Afganistán, que al regresar a su tierra del exilio reinventó un vestuario que a la vez de ser elegante retoma los rasgos de la cultura de su país. En la política como en todo, la presencia es también importante por lo que tiene de simbólico”.
1 Comments:
Me das permiso para publicar esta nota en nuestro medio "informa-tico" ( www.informa-tico.com) de Costa Rica?
( Yo también tengo un blog verde manzana! ;)
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