La Ventana de Trutruka

jueves, enero 05, 2006

Todavía estaba allí


Tal vez el cuento corto, microcuento o minicuento sea uno de los géneros literarios que, cada día, atrae a más cultores.
Sin duda que el mejor exponente es Augusto Monterroso con “El dinosaurio”, el cuento más corto de la literatura hispanoamericana.
“Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”

Y claro, cómo no mencionar “Intertextualidad”, de Juan Forch, en “’73 epigramas upelientos, una advertencia y un epitafio”, de reciente publicación de LOM Editores:
“Y cuando despertó, Fidel todavía estaba allí”


Es que, según el escritor peruano Harry Belevan, el cuento breve, micro cuento o mini cuento es aquel que va desde una línea hasta una página. Qué mejor ejemplo que los anteriores. Belevan considera que más allá de ser género aparte, apto para notas anecdóticas, humorísticas o para piruetas literarias, es una forma paralela en el género del cuento, con la particularidad de su notoria concisión discursiva.

Lauro Zavala, investigador mexicano, sostiene que el cuento brevísimo se entremezcla y, en ocasiones, se confunde con formas de escritura como la crónica, el ensayo, el poema en prosa y la viñeta, y con varios géneros extraliterarios.

Y afirma que el cuento ultracorto es aquel cuya extensión no rebasa las 200 palabras.
Es el caso del concurso de cuentos organizado por el Metro de Santiago. Acabo de tener acceso a la segunda versión de “Santiago en 100 palabras”, correspondiente a los años 2003 y 2004, editada por Revista Plagio.

Hace un par de meses transcribí un par de éstos que copié directamente desde las estaciones del Metro. Ahora va un par más. El primero es de Alejandra Fantóbal, 26 años, de la comuna de Santiago, y el segundo de Karen Haase, 37 años, comuna de Ñuñoa.
Que los disfruten!

Reciprocidad


Se sienta al frente, con su uniforme de vendedora de multitienda. Al verla, imagino estrecheces económicas, tardes dominicales de planchado de uniforme, cuotas impagas, reuniones de curso de su hija, sueños frustrados, pobreza oculta, futuro incierto, piernas cansadas. dietas a medias, estrías ocultas. Sigo contemplándola con disimulo, y de pronto miro el fondo de sus ojos. Sólo entonces me doy cuenta de que ella también me ha evaluado, adivinando mis soledades y mis amarguras.
Alejandra Fantóbal

Secreto
(Mención Honrosa 2003)
Estación Baquedano. Está sentado frente a mí. Es repulsivo pero no puedo quitarle los ojos de encima. Su cabeza se balancea al ritmo del metro mientras su doble pera descansa sobre una gastada corbata comprada en alguna cuneta. Su panza sube y baja mientras los botones de su camisa china están a punto de explotar. Imagino su enorme ombligo. Huele a vino y cigarro. Es repulsivo y no puedo dejar de observarlo. Estación Moneda. El hombre se pone de pie, me toma del brazo y susurra: "llegamos, mi amor”.
Karen Haase


Eso...