La Ventana de Trutruka

jueves, diciembre 08, 2005

¡En pelotas, en pelotas!

Aguas (grabado anónimo del libro Sideralis Abysus, 1511).



“No hay mayor alcahuete que el viento, pues levanta los vestidos y descubre las partes ocultas del cuerpo.”.Ben Mutarrif


Religiosamente, cada viernes un par de amigos me envía fotos de hermosas mujeres tal como Dios las echó al mundo, a las que el troglodita machista de mi oficina califica como “puro filete”. Se supone que, yo a mi vez, reenvío tan deseable mercancía a todos mis amigos voyeurs.
Salvo en los baños turcos, donde sin pudor vago de sala de vapor seco en sala de vapor húmedo y viciversa, me es difícil lucir mi anatomía, sobre todo después de una operación al duodeno que me dejó una longa y poco estética cicatriz . Así y todo me aventuro en el balneario, todo sea por un coqueto bronceado, aunque disimulando la obelisca panza.
El desnudo, la desnudez, ha sido tema de la pintura y la escultura. En la literatura, la desnudez se aborda desde la descripción del cuerpo deseado, desde el va y viene fantasioso sobre la piel bienamada...ay! si esa geografía es recorrida por sedosos labios e indagadora lengua.
En Canciones de Bilitis, Pierre Louis, cuenta:
“Antis, la bailarina de Lydia, tiene envuelto el cuerpo en siete velos. Cuando se desenrosca el amarillo, su negra cabellera se desprende. El velo rosa deja al aire la fresa de su boca. El blanco cae para que admiremos sus brazos desnudos.
Al desatarse el rojo brotan sus divinos senos duros. De sus caderas maduras y redondas cae el velo verde. Y su espalda nos embelesa cuando el velo azul se separa de ella. Pero, en cambio, sujeta testaruda sobre su pubis el último velo, transparente.
Los jóvenes le suplican; ella sacude hacia atrás la cabeza. Únicamente cuando suenan las flautas desgarra apenas el velo que esconde el más preciado tesoro, pero al instante, y sin dejar de bailar, recoge las flores de su cuerpo.
Y mientras tanto canta: "¿Dónde están mis rosas?, ¿dónde mis violetas perfumadas?, ¿dónde mis brotes nuevos de sándalo? —Aquí están mis rosas, tomadlas. He aquí mis violetas, ¿las quieren? ¡Oh mi fresco sándalo oloroso!".

Sugerente este tema. Max Ernst decía que “la desnudez de una mujer es más sabia que las enseñanzas del filósofo” y William Blake que “la desnudez de la mujer es obra de Dios”.

Otro día seguimos.
Eso...