Llovía
Anuncian chubascos para este fin de semana. Seguro que mi amigo “Conejo” va a respingar la nariz por referirme al tiempo pero no me puedo hacer el de las chacras si el clima está tan cambiado. Temperaturas de hasta 28 grados en pleno invierno. Estarán de acuerdo conmigo que, al menos, hay que registrar el dato. Tal vez, esta noticia de la lluvia no le interese ni a la señorita Adriana, ni a la señora Jessica, ni a la Ojitos de Gata, ni a la Karlita, ni a Hualpén, ni a Laury, ni a Ma Belle, ni tampoco al mentado Conejo, porque viven en Antofagasta, ciudad de la eterna primavera. Sin embargo, para mí es importante que las altas presiones cálidas abandonen la zona central y llueva, no en vano me compré abrigo, sombrero y paraguas.
Por cierto, al que se interese por el clima puede obtener más antecedentes en www.infoweather.cl
A propósito del tema, por simple coincidencia y como adelantándose a los fenómenos con que nos gratifica nuestra naturaleza, María Angélica nos regala el poema “Llovía”, de Victor Hugo Istrati (usuarios.lycos.es/victorhugoistrati/). Y comenta: “Un remezón en este día vale la pena, en el corazón, digo...”.
Llovía
Llovía y las luces de los faroles resplandecían mucho más con la humedad, el otoño quería salir y no dormir,
las hojas de los avellanos mostraban su belleza con movimientos ondulatorios y un colorido de atardecer,
los pájaros jugaban con el viento bajo sus alas, el cielo se tornaba gris, a veces formaba figuras familiares,
más de una de ellas creí reconocer alguna tarde.
Las bancas en las plazas se llenaban de abrazos formando solo un pensamiento y sentimiento.
La imaginación de muchos amantes tímidos se volcaba desde su corazón a los labios de su compañera con aroma a sueños, húmedos, cálidos.
Las caricias eran intensas, manos aterciopeladas atraían susurrando talles femeninos cerca de su pecho,
algunos menos afortunados querían sólo correr y buscar en sus cajones un soplo de recuerdos esmaltados con un amor corroído por el tiempo.
Yo, te tenia a ti y cada noche antes de meterme a la cama imaginaba que estabas cerca, con tus caderas cerca de las mías, sintiendo cada roce tuyo, cada cabello en mis labios, tu aroma se mezclaba con té y canela,
quería sentirte siempre así. Los delgados vellos de tu cuerpo erizaban mi cuerpo de emoción,
comprendía que no quería perderte nunca, que cada respirar tuyo hacia que el mío se detuviese para sentirte mucho mejor. Tu piel deslumbraba las yemas de mis dedos y se tornaban suaves sólo para poder tocarte...
Llovía y las luces de los faroles resplandecían mucho más con la humedad y en ti solamente quise pensar.
Llovía y yo pensaba en tu humedad.
Y eso…
4 Comments:
Gracias, siempre publicas cosas muy lindas pero este poema se pasó, casi lloré, ando sensible...
Muchos cariños
Vero
Hermoso poema..... mucha nostalgía y melancolía.
Saludos
se paso (aplausos)..... super lindo.... lo extrañamos mucho por aqui....,
Yo tengo un restaurante que se llama Chubascos.
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